Integridad frente al COVID 19

La situación que estamos transitando de aislamiento, incertidumbre, más el invierno próximo a instalarse, nos sugieren, luego de un entrenamiento de encierro, solos o con quienes compartimos, hacer una revisión de como nos percibimos y nos preparamos para el desconfinamiento.

Es posible, que quienes lo miren con calma y aceptación, hayan alcanzado una quietud reflexiva con rostro de balance. Como también planteos para reinventarse en una nueva realidad en el afuera y en la interioridad. Muchos cursan un aislamiento creativo y productivo. Otros, situaciones muy críticas en algún plano de sus vidas. Ignoramos como se planteará la “nueva normalidad”, si aprenderemos a escuchar y percibir las señales del universo en nuestro accionar y actuar en consecuencia. Urge que cada uno en su rol, con los conocimientos y herramientas que posea o trabaje, apele a la propia grandiosidad. En solidaridad y conciencia, para expandirla en todos los ámbitos de su entorno.

Este confinamiento nos permite trabajar desde casa (corazón, esencia) y en casa (espacio físico), emociones, miedos, pasiones, conflictos que este “estar adentro” despertó o gestionó.

Del mismo modo nos permitió ocuparnos de nosotros mismos a nivel físico y mental, sin prisas, sin horarios, para poder vivir este momento histórico, con el menor sufrimiento y desgaste posibles.

El #Quedate en casa, movilizó mucho. Estableció rutinas muy diversas, de ejercicios, charlas, talleres, seminarios, diferentes cursos de todas las disciplinas, para nutrirnos, entretenernos, para no estancarnos y aprendamos a vivir de otra manera. Nos presentaron un mundo a estrenar.

También las redes y actividad de la prensa nos vapulea con información muy ambivalente.

Es muy difícil si no estamos en equilibrio, mantenernos en un estado de calma alerta. Urge que estemos íntegros, potenciar un nosotros amplio y ordenarnos globalmente, de acuerdo a nuestros recursos, aprendizaje y evolución personal.

Es necesario permanecer flexibles y permeables para trabajar la coherencia, con nosotros mismos y los otros.

Sin deshumanizarnos, fracccionarnos, ni acorazarnos. De esta manera nos encontraremos más fuertes, conscientes y humanos para transitar lo que viene.

Desde mi lugar, desde mil rol en el Espacio Gaia les transmitiré algunas técnicas o herramientas para trabajar la calma, facilitar una percepción amena cada día y armonizarnos.

Detengámonos un momento a diario para observar el comportamiento de libertad, florecimiento y serenidad que vive la naturaleza.

La tierra nos habla desde la quietud, floreciendo, expandiéndose. Nos perdona. Nos da otra oportunidad. Nos obliga a detenernos.

Los animales caminan lentos, descubriendo espacios, celebrando nuestra ausencia.

El cielo está más claro y el aire más respirable.

Démonos permiso para sentir en sincronía con ella, reconociendo el cuerpo, respirándolo espaciosamente.

Vayamos incorporando conscientemente lo que la tierra nos aporta a través de nuestros sentidos. Todos sus colores, texturas, aromas, sonidos, gustos, todo lo que nos provee a través de sus elementos y sus seres.

Caminemos la tierra, el espacio físico que habitamos, sintiéndolo, a través de cada paso, respirando cada paso. Ahora que sumamos mayor flexibilidad en salidas de esparcimiento y aperturas tenemos la posibilidad de extender en tiempo y metros nuestro recorrido, buscando más soportes que nos permitan estar más atentos, más presentes.

Notaremos que a medida que llevamos consciencia y atención a nuestro respirar, a nuestro andar, a nuestro cuerpo, incorporando la sabiduría que nos transmite la tierra, entraremos en un estado de calma.

Luego, tumbados o en marcha, la iremos profundizando y ampliando al recorrer internamente nuestro cuerpo con la caricia de la respiración que nutre y revitaliza cada rincón. Atendemos desde los pies a la coronilla cada parte de nuestro cuerpo. Siendo conscientes que con cada inhalación nutrimos y oxigenamos y con cada exhalación liberamos y depuramos. Este respirar nos permitirá observar como nos encontramos internamente. Si nuestra respiración es corta y rápida o cómoda, amable.

Atendiéndola y con entrenamiento, lograremos un equilibrio que nos proporcionará gran bienestar. Se aquietará la mente y percibiremos con mayor claridad.

Esta experiencia la viviremos a nuestro ritmo y cuando tengamos la intención de hacerla o con un propósito personal a trabajar.

El objetivo es que no sigamos huyendo de quienes somos realmente en esencia. Que nos permitamos salir del condicionamiento de la prisa, los personajes, discernamos la información, asimilemos lo que nos sume evolución y que este confinamiento nos de la posibilidad de reencontrarnos y potenciar un nosotros expansivo, coherente y desde el corazón.

Permitámonos sentir esa unión de sanación y contención con el universo todo.

Celia Pérez de Villarreal 

Reikista

Prof. de Yoga y Meditación

Integrante del equipo de GAIA

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *